El antifeminismo “con base científica”
Las teorías defensoras de una inferioridad mental de las mujeres fueron defendidas por diversos autores a lo largo del siglo XIX y principios del XX. Así por ejemplo Franz Joseph Gall, establecería una relación entre regiones del cerebro y determinadas facultades mentales, estableciendo, por ejemplo, como las mujeres tenían una mayor afectividad en relación a un mayor desarrollo de la parte posterior del cráneo y como los varones gozaban de una superioridad intelectual en relación a un menor tamaño de la frente.
Por su parte Paul Julios Moebius, sintetizaría en su libro «La inferioridad mental de la mujer, la deficiencia mental fisiológica de la mujer», aquellas teorías que, en la Europa del momento, abordaban la inferioridad del género femenino.
Estas teorías de la inferioridad mental, tuvieron auge también en España y Moebius se convirtió en el centro de las discusiones. Léase Ortiz Gómez, T. El discurso médico sobre las mujeres en la España del primer tercio del siglo XX. Área 3. Cuadernos de Temas Grupales e Institucionales, 4: 28-40 (1997). [http://hdl.handle.net/10481/49856]:
Las ideas médicas sobre la mujer a lo largo del siglo XIX se habían centrado dentro y fuera de nuestras fronteras, en la justificación de su inferioridad intelectual con respecto al varón. La frenología, que postulaba la directa relación de la capacidad mental de las personas con el tamaño de sus cerebros y sobre todo su heredera positivista, la craneología, tuvieron su máximo esplendor en la segunda mitad del siglo XIX, pero sus presupuestos perdieron con el cambio de siglo, tanto su vigencia científica como su utilidad social. El darwinismo, por su parte, se convirtió asimismo en un marco teórico de continua referencia. Los sesgos de género que yacían en su fondo fueron, y seguían siendo, rebatidos por feministas de todos los países y nuevos conceptos se estaban constituyendo para superar unos planteamientos que empezaban a considerarse pobremente elaborados…
En el siglo XX, se abandona mayoritariamente el debate científico sobre la mujer basado en su inferioridad, como se manifiesta en los textos que comentamos. Hay que advertir, no obstante, que la defensa de nuevas posturas por parte de figuras destacadas de la medicina, nada dice de la permanencia de las antiguas en las mentalidades populares, incluidos aquí el común de los profesionales de la medicina…
Po su parte Roberto Novoa Santos, autor de La indigencia espiritual del sexo femenino (las pruebas anatómicas, fisiológicas y psicológicas de la pobreza mental de la mujer. Su explicación biológica), ponía nuevamente en relieve la relación entre la inteligencia y la capacidad craneana, lo que serviría de correa de transmisión para que el debate sobre la inferioridad femenina siguiera estando en auge y de esta forma el debate no cayera en el olvido.
Este médico republicano gallego, visitó Asturias en el año 1928, pese a que estas teorías ya habían sido cuestionadas por la comunidad científica, él las defendería a lo largo de los primeros treinta años del siglo pasado. Así lo recoge el periódico El Carbayón en su número de fecha 14 de diciembre de 1928 donde se puede leer, como el redactor alababa el prestigio de los médicos en general y de Novoa en particular.
“Novoa Santos…. con amplia preparación en distintas cuestiones que le han permitido ser temas de numerosas conferencias y publicaciones, entre las cuales citar: «la inteligencia espiritual del sexo femenino»…
Y así llegamos, al título de este pequeño artículo. Nos referimos a los absurdos juicios de valor y conclusiones a las que constantemente eran sometidas las mujeres y donde la prensa en las primeras décadas del siglo pasado, servía de escaparate para poner en relieve la extendidas ideas médicas y científicas.
El periódico el Noroeste de Gijón en su número de fecha 14 de mayo de 1906, publicaba un artículo de un columnista, bajo el seudónimo del Dr. X, donde se relacionaba la calvicie con el grado de inteligencia y como lo que a priori pudiera calificarse como un defecto físico se convertiría en un signo de inteligencia a la vez que un reflejo de la jerarquía social. Por el contrario, el autor advertía de los riesgos innatos que una transgresión del sistema de genero por parte de las mujeres podían sufrir, si estas decidiesen dedicar sus esfuerzos a las tareas intelectuales, pues de esa forma podrían perder uno de los atributos más importantes ligados a la belleza femenina.
Sin desperdicio la lectura de un extracto del mencionado artículo:
Finalmente, según una observación del doctor Broeg, desde que las mujeres se entregan a los trabajos intelectuales, fatigando excesivamente sus centros nerviosos, la calvicie, que entre ellas era bastante rara, va siendo cada vez más frecuente.
Así es que según Mr. Jacket, nuestro cráneo sufre a consecuencia de los excesos cerebrales. Al exceso funcional de nuestro cerebro, corresponde el exceso de excitación y después el aniquilamiento de muestro cuero cabelludo. Nos faltan nuestros cabellos porque tenemos muchas ideas. Y la mujer no escapa a la sanción de esta ley fatal. Pero Mr. Jacket es un profeta de la desgracia; nos profetiza a la mujer futura bajo los rasgos de la Venus calva…
¡Que los dioses anulen este presagio!
Para más información:
El Carbayón
El Noroeste
Rebelión
Jstor
El feminismo en España
El discurso médico finales del siglo XIX
Los orígenes del feminismo UNED
El feminismo asturiano en la oposición al Franquismo