Propaganda de las Juntas Locales Pro Presos

La Orden del 7 de octubre de 1938, creaba el Patronato Central y de Juntas Locales para la redención de penas por el trabajo, reflejando como el Decreto 281 de 28 de mayo de 1937, proclamaba el derecho al trabajo de los presos por delitos no comunes, como peones o en otras clases de empleos o labores, en atención a su edad, eficacia profesional y su buen comportamiento. Igualmente se establecía la conveniencia de crear en cada pueblo y ciudad que hubiese familias de presos que trabajen, una o varias juntas locales Pro-presos (de Redención de Penas por el Trabajo). Véase a este respecto «La solución a los presos políticos». 

Por otra parte, la maquinaria propagandística del Ministerio de Justicia,  se encargaba de resaltar los aspectos positivos de estos órganos, «creados exclusivamente para favorecer a las familias de los presos». Y así, se encargaban de dar a conocer las bondades de un Régimen preocupado siempre por el bienestar de los vencidos. La realidad, a juzgar por tantos testimonios que dejaron constancia de las pésimas condiciones en el interior de las prisiones, las enormes dificultades que tenían sus familiares, para poder enviar algún tipo de alimento o ropa que pudiera aliviar las infinitas necesidades.

Oficialmente, los fines de estas Juntas Locales de Redención de Penas por el Trabajo, clasificados por un lado por los lugares en los que han de desarrollarse (interiores de las prisiones y exteriores de las mismas), y por otro, por el sujeto que recibe los beneficios (familias de reclusos, respecto a libertos, y respecto a reclusos), tendrían por objetivo, ofrecer a las familias todo tipo de facilidades para todo aquello cuanto deseen.

Las principales funciones exteriores de las Juntas Locales, eran:

1- Función económico-adminsitrativa, entregando y recogiendo el recibo correspondiente all subsidio ganado por los reclusos en los domicilios familiares, comprobando que las condiciones requeridas para recibirlo no han variado.

2- Tutelar a las familias de los reclusos trabajadores , inclusive a las de aquellos que no redimen penas por el trabajo, para atenderlas y remediar sus necesidades. Estas visitan debieran hacerse con verdadero espíritu de caridad, a fin de conseguir la regeneración religiosa y política de las familias visitadas.

3- Interceder, para que los familiares de los presos encuentren medios de vida y de asistencia, en especial, para que los niños puedan ser cristiana y patrióticamente educados en las escuelas, colegios, patronatos, etc.

4- Recibir en el local de la Junta, todo tipo de peticiones y consultas de los familiares, dando respuesta a ellas.

Tutela de los libertos

Igualmente, otra función de las Juntas, era la de ocuparse de los que salen de las cárceles en libertad definitiva o condicional, atendiéndolos sobre todo en el momento de abandonar la prisión, para ayudarles en su traslado a su lugar de origen si así lo desean, así como a facilitarles encontrar trabajo en la población donde estuvieron como reclusos.

Tutela de las prisiones

Otra finalidad de las Juntas en el interior de las prisiones, era socorrer de modo extraordinario a los reclusos, con ropas u otros objetos de uso individual, en la medida que no puedan ser completamente atendidos por los envíos oficiales que a todas las prisiones se realizan. Deberán buscarse libros para formar bibliotecas de lectura, proporcionar catequistas para ayudar a los Capellanes, organizar conferencias que sirvan de ilustración a los reclusos, siendo estos elementos valiosísimos  para fomentar el culto en las Prisiones y su mayor decoro y esplendor, Igualmente se preocuparan de los enfermos, tanto en sus necesidades materiales como en su preparación espiritual. 

En relación a estos puntos Josefa Segret, deja testimonio de la cruda realidad que distaba mucho de esa especie de aura de benevolencia que las autoridades querían transmitir, y así deja escrito:

 

Recogida y al amparo del hogar extraño donde, por compasión o lastima, se me concede un pedazo, aguanto el triste signo que los hombres me marcaron, esperando a que la suerte o el destino tengan gana de levantar el estigma o ley del paria proscrito y desterrado que, como una losa, pesa sobre mi ánimo…

                                                    Josefa Segret, Vigo 22 de marzo de 1946, tras recobrar su libertad condicional

 

Ahora mismo (once de la mañana), me encuentro envuelto el medio cuerpo de abajo en media manta, que Avelina me dejó, esta viejecita, per para evitar el frio encima del vestido ya vale. Chaqueta, tengo puesta la que hice en Saturrarán de aquella lana adquirida en Tuy, también esta vieja y el color muy perdido, pero no he de figurar más de lo que soy, una presa de Franco

                                                    Josefa Segret, prisión de Palma de Mallorca 5 de noviembre de 1942

 

Foto I. Recibo asignación familiar.

 

Una última finalidad, la más fecunda a juicio de las autoridades, la de dirigirse a las entidades públicas como son el Estado, la Diputación, los Ayuntamientos y las empresas particulares, para que ofrezcan trabajo a los reclusos, a fin de que estos rediman sus penas y se funden talleres en el interior de las prisiones para que con sus esfuerzos individuales contribuyan a elaborar piezas mecánicas elementales y puedan redimir también sus penas. A éste respecto, véase los artículos  «el trabajo en las cárceles franquistas», «la solución a los presos franquistas».

Los visitadores

En los pueblos pequeños, serán los propios miembros de las Juntas Locales, los que visiten a los familiares, mientras que en las poblaciones mas numerosas como Barcelona serán nombrados «visitadores», a los que se les asignará un cierto número de familias de reclusos para que sean visitados. Mientras que en Madrid, se nombraran Juntas de barrio o parroquia en el número necesario para que todas las familias puedan ser atendidas.

Colaboraciones

En su cristiana y patriótica tarea, las Juntas Locales, han contado con diversas colaboraciones que van desde el plano individual hasta las de carácter mas general. Así, en la tarea de dar de comer a los hijos de los reclusos y a sus esposas, se ha contado siempre con la Institución de Auxilio Social a través de sus comedores o de las Cocinas de Hermandad. Puede decirse que casi todas las esposas o hijos de reclusos que necesitaron socorro alimenticio cotidiano, lo han encontrado o se trata de que lo encuentren. Para las visitas, se ha contado con la colaboración de las Mujeres de Acción Católica y las conferencias de San Vicente de Paul. Es de notar, que donde existan patronatos o entidades particulares dedicados a la tutela de los reclusos, la colaboración de éstos con las Juntas de nueva creación, ha sido eficacísima, probándose una vez más, que en una sociedad como la española católica, de tan luengos siglos y tan rica en floraciones de caridad, es una buena norma aprovechar todo lo existente.

Resultados

Entre otros resultados son destacables, la obra cumplida en el orden religioso, mencionando el apoyo al culto en las Prisiones y en las fiestas, especialmente solemnes celebradas en el día de Nuestra Señora de la Merced, Patrona de las Prisiones, que como en Cartagena, revistieron de particular esplendor, organizadas por la Junta Local. En el territorio religioso, son innumerables los matrimonios legitimados y los bautizos de niños y adolescentes que por la tarea catequistica y apostólica de las Juntas Locales se han verificado. Enlazando las caridades del espíritu y las materiales, citemos el caso de Navarra, en que los miembros de Acción Católica, se han comprometido a dedicar un tiempo determinado de oraciones y sacrificios por la regeneración moral y el alivio materia de los reclusos, recogiendo a la vez, ropas para socorrerlos. Donaciones de prendas de abrigo, se han hecho en numerosísimas y muy diversas provincias y entre los donantes figuran los Hombres de Acción Católica, las Conferencias de San Vicente Paul, Gobernadores, Ayuntamientos etc.

El socorro a los niños, aparte del trabajo realizado por las Juntas Protectoras de Menores, ha sido muy fecundo en aquellas provincias donde precisamente uno de los miembros de la Junta es Diputado Provincial o Concejal visitado de los Centros de Beneficencia o en que por estos visitadores oficiales ha sido comprendido todo el fecundo apostolado redentor de las Juntas Locales. En algunas provincias, los niños pretuberculosos, fueron ingresados en preventorios. En otras se constituyo un hogar infantil para los hijos de reclusas. En las funciones de socorro en el interior de las prisiones, se registran obras notables y así la Junta de Cáceres, sabiendo que existían reclusas tuberculosas en la Prisión, logró habilitar veinte camas huevas en la enfermería. Ha habido una Junta Local, que no solo ha pagado viajes a los libertos hasta sus pueblos de origen, además de socorrerlos con dinero, sino que también costea en determinadas circunstancias, el viaje de la familia del recluso para que pueda trasladarse desde su pueblo hasta el lugar en el que esta el Establecimiento Penitenciario, para que puedan visitarle y atenderle, especialmente en casos de enfermedad.

Sobran las palabras…

Prueba del apoyo a las fiestas realizadas en las prisiones, es el testimonio de Dolores Valdés cuando señala:

 

Llegó el día doce de octubre fiesta de la raza, vinieron unos cuantos señorones con unas cuantas señoras o señoritas por llamarles algo, desde luego que no merecen ese nombre porque señor es sinónimo de nobleza y de eso no tenían nada, cuando venían a presenciar el dolor cuanto mejor es mitigarlo. Traían unas cuantas baratijas, crucecitas de hojalata y otras cosas, ¡como si aquella infancia desvalida y famélica supiera de algo!, los pobrecitos que ni tenían una cuna donde reposar sus cuerpecitos desmedrados …

Otro día llegó por allí un general pues traía fajín, decían que era Moscardó, venían con él unas cuantas damas enjoyadas a ver las fieras enjauladas. Él nos dirigió la palabra como un español, nos dijo que se estaba derramando mucha sangre por ambas partes, cosa que no debía ser más que una. ¡Vamos, que tienen cinismo!, siendo como eran culpables de que España luchara en dos bandos. Cuando venía cualquiera, había que esconderlo todo, hasta el hambre y poner las ropas curiosas, pero uno que venía con ellos, vio que no teníamos petates para dormir y al salir dejó 2.000 pts., que la madre creyó más conveniente emplear en máquinas de escribir…

                                Dolores Valdés «Memorias de mi paso por las cárceles de España (1937-1943)».

 

Fuente documental:
Obra de Redención de Penas por el Trabajo 1941

Más información:
Orden de creación del Patronato Central 
Patronato Central de Nuestra Señora de la Merced
Juntas Municipales
El servicio de Libertad Vigilada
Libertad condicional y vigilada
La industria penitenciaria y sus encarceladas políticas
Regresar antes: los beneficios penitenciarios
El trabajo os hará libres

Imagen de portada:
Rtve.es

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