Saturrarán, el balneario convertido en cárcel

Este pequeño resumen, a modo de introducción del gran trabajo realizado por Ugarte Lopetegi, M. A. (2012). Saturrarán: sólo quedan los tamarindos deja clara muestra de lo que en esa horrible cárcel ocurrió,

Una orden publicada el 29 de diciembre de 1937 dispuso que los edificios del Seminario de Saturrarán se convirtieran en Prisión Central de Mujeres. La cárcel comenzó a funcionar los primeros días de enero de 1938 y se cerró en la primavera del año 1944. No se sabe el número de presas que hubo en la cárcel de Saturrarán durante los 6 años y 4 o 5 meses que estuvo funcionando, pero teniendo en cuenta el censo de 1940 las mujeres y niños presos podrían aproximarse a 3000 personas, de las cuales murieron 177. Durante el verano de 1940 murieron 36 niños y 4 mujeres porque hubo una epidemia de tifus. Respecto a los niños que estuvieron con sus madres en Saturrarán, se ha podido realizar un pequeño censo de 109 niños que estaban registrados en el Ayuntamiento de Motrico y en la Parroquia de Nuestra Sra. de la Asunción y hemos contado con alguna información que nos han aportado las personas de Motrico y Ondárroa que visitaban a las presas de la cárcel de Saturrarán.

La orden arriba mencionada publicada en el Boletín Oficial del Estado el día 4 de enero de 1938, decía así:

Sr.: Terminadas las obras de habilitación para alojamiento y reclusion de penadas de los edificios sitos en Saturrarán (Guipuzcoa), esta Presidencia ha acordado autorizar la apertura al servicio de la nueva Prisión Central de Mujeres, en aquella localidad, y que por esa Dirección se dicten las instrucciones conducentes al traslado e Ingreso de las reclusas, de la Comunidad religiosa encargada de regirlas y del personal de Prisiones que el Establecimiento requiera, para el más pronto y perfecto funcionamiento de la nueva institución.

Dios guarde a V.I muchos años
Burgos 29 de diciembre de 1937

Josefa Segret, maestra socialista gallega e íntima amiga de Dolores Valdés, presa en Saturrarán desde febrero de 1938 a enero de 1941, describe en su libro «Abajo las dictaduras» con hermosas palabras, los sueños y los alrededores de aquellos edificios que un día albergaron a una de las prisiones más icónicas de la represión franquista:

Vallecito risueño y encantador, cuya cara azotada por todos los vientos, dulcifica en brisa suave los sinsabores y amarguras que anidan los pechos. Alivia el presente con sus risas de sol inundadas de luz y alimenta nuestras esperanzas con aureolas de color, que el deseo espera plasmar en ansiosa realidad.

Este pequeño valle, de forma triangular, sin más salida que el mar o la entrada de la prisión: es de un conjunto hermosísimo, que cautiva la vista donde quiera que ésta se pose.

A lo largo del trabajo realizado para la edición de las «Memorias de Dolores Valdés», fue toda una sorpresa descubrir, la estrecha e inquebrantable amistad que ambas mujeres se profesaban y así ha quedado plasmado en el emotivo homenaje al que decadas despues fui invitado a asistir, en Tomiño (Pontevedra) el pasado 23 de abril de 2023, (véase el artículo publicado).

 

Foto I. Cárcel de Saturrarán.

 

Pero para desgracia de Josefa y tantas otras mujeres, Saturrarán distaba mucho de ser un recóndito lugar para las que allí fueron a parar. Isabel Ríos, presa y amiga de Josefa y de Dolores, en la misma línea de estas últimas, deja constancia en su libro Testimonio de la Guerra Civil (1998). Sada: Ediciones do Castro,  de lo que allí intramuros ocurría.

Para empezar y como había que cubrir las tres etapas reglamentarias, primer período, segundo y tercero, nos metieron para el primer período, en una habitación a cada una, sin equipaje ni colchón, nada más que lo que llevábamos puesto, pero como la cantidad de compañeras era tanta y había que hacer la comedia del aislamiento en la primera etapa, esto se cumplía teniéndonos aisladas cerca de una hora al cabo de la cual, devolviéndonos pinturas, agujas, tijeras, etc., nos llevaban al pabellón donde cumpliríamos el resto de los requisitos.

Comíamos sentadas en el suelo del comedor y en un silencio total y absoluto. Al volver al pabellón debíamos permanecer sentadas en nuestros petates sin hablar entre nosotras ni pasarnos al petate de alguna compañera.Las monjas vigilaban todo el día mirando por las mirillas colocadas en las puertas…(Testimonio de la Guerra Civil (1998). Sada: Ediciones do Castro)

Por su parte Dolores, detallará las pésimas condiciones sanitarias que ella y sus compañeras tenían que soportar y como esta falta de higiene y la putrefacción de las aguas, serían un excelente caldo de cultivo para la aparición del «tifus» que tantas vidas cobraría:

¡Ah! pero ahora tantas madres, mujeres, novias apartadas de toda su familia que para la sociedad actual, el mayor baluarte es la familia. En aquellas condiciones se morían muchas, pero a mí me extrañaba no muriesen más, con aquellas aguas corrompidas que una vez se pusieron a limpiar el depósito y daba aquello pavor. Allí huesos de animales, de personas, las mujeres allí enfangadas sacando lodo, sapos, culebras, en fin…, yo estaba horrorizada con dos mil mujeres bebiendo aquellas aguas putrefactas, lavando y aseándose con aquella asquerosidad.

Pero Saturrarán  pasará a los negros anales de la historia por varias cuestiones. En primer lugar por el hambre extremo que rodeaba a quien allí fuera a parar (cuestión esta que será tratada en otro artículo). En segundo lugar, por los duros castigos y el denigrante trato a las que reclusas como Dolores fueron sometidas y donde la figura de sor Maria Aránzazu Vélez de Mendizábal, conocida como «la pantera blanca», cobrará una especial relevancia, por las múltiples vejaciones a las que continuamente sometía a las reclusas y que Dolores dejará buena cuenta en sus memorias. Será Tomasa Cuevas militante comunista y antifranquista española, presa en las cárceles de Guadalajara, Durango, Santander, Ventas y Segovia, quien en este mismo sentido, recogería en su libro,»Testimonio de mujeres en las cárceles franquistas» varias declaraciones, que coinciden perfectamente en señalar las vejaciones realizadas por parte de esta superiora. Y fue su íntima amiga Josefa Segret, quien en su libro detallará los castigos a los que Dolores fue sometida en esta prisión de Saturrarán y donde la figura de sor María de Aránzazu, cobraría un especial protagonismo, al hacer cumplir con mano dura, la férrea disciplina allí imperante.

“… sujetas a una disciplina férrea, tan férrea en Saturrarán, cuya superiora, sor María Aránzazu conocida entre nosotras por la “Pantera blanca” sólo satisfacía sus entrañas con castigos glaciales; la más ligera ondulación en la disciplina acarreaba un castigo, que podía llamarse ejemplar.

Fue mi amiga Dolores Valdés (de Mieres, Asturias), la que navegó milagrosamente durante más de media hora en el agua, que ya le llegaba al estómago, estando encerrada en un calabozo del sótano por haber escrito lo que a la sedición militar se refería y juzgar a la perfección en hermosos versos la imperfección de la religión llevada a la práctica, con actos antihumanos, que con las reclusas las monjas hacían …”

Estos habituales castigos, que hicieron célebre a Saturrarán, son también recogidos en la fenomenal tesis doctoral realizada por  Badiola Ariztimuño, Ascensión. La represión franquista en el País Vasco. Cárceles, campos de concentración y batallones de trabajadores en el comienzo de la posguerra, confirmando lo que para algunos escépticos pudiera costar trabajo creer y a la vez dejando constancia del duro régimen disciplinario al que eran sometidas, así como las pésimas condiciones y el déficit sanitario que mostraban las dependencias de la prisión tal y como Dolores denunciaba en su diario.

“… mientras que en Amorebieta el régimen fue duro por el hambre que pasaron las presas y sus hijos, el de Saturrarán lo fue muy especialmente por culpa de la superiora sor María Aránzazu Vélez de Mendizábal, la monja que regentaba esta prisión a base de chantajes y largos castigos de aislamiento en celdas que llegaban a inundarse cuando subía la marea. Otros aspectos, como el hacinamiento, la suciedad y la deficiente atención sanitaria del régimen carcelario femenino, fueron compartidos con el masculino y en Saturrarán supuso la defunción de 117 mujeres y 57 niños en todo el periodo de existencia de la cárcel (1938 a 1944/1945). Muchos de los fallecimientos tuvieron lugar en 1940 a causa de una epidemia de tifus…”.

Por su parte Martín, E. J. et al (2012), Situación penitenciaria de las mujeres presas en la cárcel de Saturrarán durante la guerra civil española y la primera posguerra: hacia la recuperación de su memoria, señalará la dureza de estos castigos y especialmente, como el frío junto al agua presente en las celdas, eran sinónimo de enfermedades para aquellas reclusas que los padecían, por el simple hecho de haber desafiado o traspasado, la delgada línea de lo que ellos consideraban toda una vulneración de las normas impuestas:

“… los castigos en Saturrarán, además de los casos físicos o los intentos de abusos sexuales ya citados, parece que se dirigían más hacia el internamiento en celdas de castigo y hacia la prohibición de recibir correspondencia del exterior. Son numerosos los testimonios consultados durante la realización de esta investigación que resaltan ambas sanciones, aunque si algo ha quedado en la memoria colectiva de las prisioneras es el frío y la humedad que se respiraban en las celdas de castigo. En los casos de marea alta, el agua del mar llegaba a penetrar en la celda, lo que obligaba a las reclusas a subirse a ciertos altillos para no mojarse. Así y todo, a veces el agua les llegaba a la cintura. El frío en los meses invernales, junto a la humedad anteriormente señalada, hizo que el número de enfermedades reumáticas entre las reclusas se disparara …”

 

Para más información:
Mujeres y rojas
No lloreis. lo que teneis es que hacer es no olvidarnos
Cárceles y campos de concentración Bizkaia (1937-1940)
La represión franquista en el País Vasco (Tesis doctoral)
Archivo histórico provincial de Guipuzkoa
Presas de Franco
Presas, mujeres en las cárceles franquistas
¿Saturrarán, cárcel de mujeres o campo de concentración?
Mujeres gallegas en Saturrarán

 

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