Génesis del Semanario Redención

Concluida la Guerra Civil Española, las prisiones franquistas se configuraron como verdaderos centros de adoctrinamiento político e ideológico. Según Rodríguez Teijeiro ya citado en la introducción de las «Memorias de Dolores Valdés», en su interesante trabajo Teijeiro, Domingo. (2005). Adoctrinamiento político en las prisiones españolas de posguerra: el Semanario y la editorial Redención. Minius. Revista do Departamento de Historia, Arte e Xeografía. XIII. 227-238, una vez eliminados físicamente aquellos que pagaron con su vida tras los masivos fusilamientos que tuvieron luga,r o los desterrados por miedo a las represalias, la ingente población reclusa que bajo la categorización de «peligrosos», se encontraban en las cárceles franquistas, se convertirían en un verdadero caldo de cultivo, para lograr esos objetivos de adoctrinamiento.

La creación de una sociedad al servicio de la Patria, debería estar sustentada no solo por aquellos afines al nuevo Régimen, sino por una gran masa de reclusos que debieran ser recuperados. Por un lado las largas condenas de prisión a las que fueron sentenciados mujeres y hombres, hacía que este nuevo ensayo tuviera el tiempo a su favor. Tres etapas deberían completarse a los efectos de concluir adoctrinar a la población reclusa.

1- Situar al individuo como objeto en un plano atemporal, esto es eliminar la esperanza de una prisión provisional y por el contrario situarlo en una perspectiva de inseguridad y de una indefinida estancia carcelaria.
2- Fomentar en el recluso/a un sentimiento de culpabilidad que generase la necesidad de expiar la culpa.
3- Una vez conseguidos estos dos primeros objetivos, la asimilación de los supuestos básicos de la nueva ideología que había comenzado a instaurarse, supondría la base del ADOCTRINAMIENTO.

Para lograr este objetivo, el nuevo Régimen instalaría en las prisiones dos elementos fundamentales. Por un lado, un sistema educativo en los centros de reclusión orientado a conseguirlo. Por otro lado, la creación del Semanario REDENCION y otros libros publicados por una editorial homónima. La idea de que los presos redimieran condena a través de la lectura surge al cumplirse un año de la sublevación del 18 de julio y posteriormente confirmada en el (Decreto de Redención de Penas por el Trabajo, de 7 de noviembre de 1938). A esta condición, la de redimir condena, solo podrían acogerse los reclusos con condena firme, quedando exluidos los encausados por el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo, aquellos que intentaban evadirse y los que con posterioridad a su condena, cometiesen nuevos delitos, (Orden 14 de marzo de 1939).

Una vez puesto en marcha este Semanario, con las bases de lo que ellos entendían debía de contener los principios fundamentales de esa nueva sociedad, se establecieron en las cárceles repartidas por toda nuestra geografía, nuevos «destinos», bajo el epígrafe de «corresponsal de Redención», que nombrados por el director del centro, tendrían la función encomendada de redactar con claridad y precisión las noticias que posteriormente habrían de ser publicadas, (Orden 8 de marzo de 1939).  Igualmente, la propaganda con fines de captar nuevos suscriptores para el Semanario, serían también objetivos que debieran llevarse a cabo. Así lo recoge (Circular de 24 de febrero de 1939):

Dictando normas para la designación de los destinos y para las propuestas de la redención de penas por el trabajo en el interior de las Prisiones. Establece las distintas funciones desempeñadas por reclusos que deben servir para la redención de penas, las cuales se agrupan bajo las denominaciones de «destinos», «trabajos eventuales» y «trabajos auxiliares» . Señala el tanto por ciento a que debe sujetarse la designación de los citados destinos y quiénes deben ser comprendidos en cada una de las tres denominaciones indicadas.

“Esta Jefatura espera de V. que emprenda una campaña inteligente y eficaz de propaganda entre los reclusos. Puede indicar también a los reclusos que la suscripción al semanario Redención será un acto que no quedará sin reconocimiento por parte de la Jefatura del Servicio de prisiones”

Pero la realidad parece ser bien distinta a este «buenismo» que el Patronato parecía ofrecer a quienes se suscribieran a Redención pues la Circular de fecha 18 de setiembre de 1939 establecía lo siguiente:

Para que los corresponsales del Semanario Redención rediman pena, tiene que existir en cada prisión un número de suscriptores correspondientes al 15 por ciento de su población reclusa, salvo que existan causas justificadísimas en contrario.

Todo parecía tener un precio…

Foto I. Normas del Concurso de Colaboradores para el Semanario Redención, 1939. Fuente: Archivo Histórico Provincial de Ourense, Fondo Prisión Provincial, Redención de Penas por el Trabajo, Caja 13.025.

Así pues los principios fundamentales sobre los que se basa el semanario Redención quedan resumidos en esta breve descripción:

Con este fin, el de presentar una España moderna, sin venganza hacia quienes ellos consideraban rebeldes y ahora se encontraban cumpliendo condena, nace REDENCIÓN, con un espíritu patriótico, fiel a la subjetiva idea, de que las cárceles poco más o menos, se habían convertido en lugares de esparcimiento y centros culturales donde los presos recobraban la felicidad. Al mismo tiempo mostraban las maravillosas oportunidades que esa nueva España les brindaba, dejando a la vez patente el buen clima reinante entre presos y los funcionarios y monjas encargados de su custodia,..

Su fundación, así como la de la Editorial que ha de crearse en breve, fue sugerida por palabras del Caudillo en sus declaraciones de I9 de Enero de 1939: Para ellos habla de los presos redimibles fundaremos prensa especial, crearemos Entidades Editoriales, dispondremos una propaganda noble y digna«. El Patronato comprendió el alcance de esta iniciativa para que el preso no estuviera ausente del pensamiento y de la Historia de su Patria y aún de los mismos acontecimientos del extranjero, y quiso servirle temas de meditación y de conversaciones en las largas horas de soledad, librándole de las ideas fijas que deforman su conciencia y de las estériles murmuraciones con sus compañeros. Su éxito ha colmado, ciertamente, todas las esperanzas. Los reclusos lo pagan espontáneamente, sin presión alguna de los funcionarios, al módico precio de dos pesetas al trimestre. Lo esperan con ansiedad, lo leen y releen con avidez, lo discuten como cosa propia, lo entregan a sus mismos familiares y envían a la redacción millares de colaboraciones que reflejan como pocas otras cosas, descontando lo que en ello puede haber de halago, el estado de ánimo de muchísimos infelices en orden a sus errores pasados y a las perspectivas que España generosamente les brinda. «REDENCION» estimula también el celo profesional de los funcionarios de Prisiones y pone de relieve los esfuerzos de los más celosos y entusiastas.

Foto II. N1 Semanario Redención.

En cuanto a las presas, Bravo Gómez Gutmaro, señala como «la distinción en el trato y en la consideración delictiva de la mujer hacía que en ella el trabajo fuese obligatorio e inherente a la corrección femenina, mientras que en el caso masculino el trabajo era beneficio penitenciario. Finalmente al crearse los establecimientos especiales de reforma para mujeres caídas, se excluía de la redención de penas a las mujeres por el esfuerzo intelectual, si bien también organizarían escuelas y talleres».

Y así el 1 de abril de 1939, III año triunfal, se publica el nº 1 de Redención, único periódico que podían leer los presos, al precio de dos pesetas al trimestre, que sería vendido por suscripción y no por ejemplares sueltos y bajo tutela del Órgano del Patronato Central para la Redención de las Penas del Trabajo, con el título «YO ASPIRO A SER EL CAUDILLO DE TODOS», donde ya se dejaba meridianamente claro en su primera editorial, cuáles eran los objetivos de este nuevo semanario.

Cuando hablamos, pues de redención, abarcamos sin ofensas a todos los reclusos de España, a los arrepentidos y a los no arrepentidos. Aquellos necesitan solo la redención de la pena por el trabajo en beneficio de la Patria, de sus familias y de si mismos, mediante el rescate más noble, más digno, más honroso que puede imaginarse. Son trabajadores, ciudadanos incorporados en hermandad a la tarea del engrandecimiento común. Los otros, los no arrepentidos, necesitan además la redención del espíritu. De ambas funciones se cuidará con paternal solicitud el Patronato Central y en la medida que le corresponde nuestro periódico

Algunas de las secciones que contenían esta primer tirada del semanario, tenían por título tan «originales» como: «No aspiro solo a vencer sino a convencer», «Inquietud y preocupación por los presos incorregibles y redimibles por la vía del trabajo», «Todos a una bajo un cielo por la grandeza de España», dejando buena muestra, de las líneas de trabajo que deberían acometerse en los próximos años subsiguientes al Régimen franquista.

Por su parte,  Bravo, G. G. (2015). Franquismo, Cárcel y Propaganda: el periodico Redención. Oficina Do Historiador, 8(1), 118–134, señala:

El semanario Redención era un producto técnica e ideológicamente pensado y dirigido por los propagandistas católicos, con un fuerte y definido programa cultural que desde el final de la guerra fue potenciado como instrumento dirigido a la conquista de las «minorías selectas», en este caso, hacia la «intelectualidad roja» para exhibir públicamente su arrepentimiento…Mostrar que en la España de Franco los presos aprendían a leer y escribir, y hasta hacer periódicos, tenía un claro objetivo: suavizar la dura imagen de la represión a la vez que desmitificar la labor pedagógica y el “proyecto cultural” republicanos…

Y de esta forma, Máximo Cuervo Radigales (Madrid, 1893-Madrid, 1982), militar español miembro del Cuerpo Jurídico Militar, que ocupó diversos cargos al final de la Guerra Civil Española, como Jefe del Servicio Nacional de Prisiones, promoviendo la creación del Patronato de Redención de Penas por el Trabajo, que él mismo presidió hasta junio de 1942, señala cuales son los objetivos de Redención y en la portada de este primer número manifiesta:

Nace Redención en cumplimiento de los deseos del Caudillo que quiere así mitigar la preceptiva prohibición de la lectura de periódicos en las prisiones, por medio de esta prensa especial que él anunció al comenzar el año. Va nuestro semanario a cumplir además altísimos fines, va ser órgano del Patronato Central de Redención de penas por el trabajo y como tal, portavoz autorizado de los trabajos que se organicen que alegrarán la vida de los reclusos, llevando pan a sus hogares y reduciendo la duración de sus condenas a términos de generosidad insospechada.

Va a ser además, órgano de comunicación de la Jefatura del Servicio Nacional de Prisiones y del Patronato, con sus colaboradores inmediatos que son los funcionarios que realizan este servicio y las Juntas Locales. Va a ser por último, publicación que interesará a las familias de los reclusos y en general a todos los españoles.

Han de ver los reclusos en esta obra, única en el mundo, de redeción de penas con el trabajo, de la cual este periódico no es sino pieza importante de una compleja organización, una generosidad del Señor natural de todos los españoles, surgida al calor del concepto político y social de la España que nace…Dos preocupaciones serias ha tenido el Caudillo. De un lado me interesa vivamente guardar la vida y redimir el espíritu de todos los españole que sean capaces hoy o mañana de amar a la Patria… De otro lado, no es posible, sin tomar precauciones, devolver a la sociedad o, como si dijeramos, a la circulación social, elementos dañados, pervertidos, envenenados, política y moralmente, porque su reingreso en la comunidad libre y normal de los españoles, sin más ni más, representaría un peligro de corrupción y de contagio para todos, a la par que el fracaso histórico de la victoria alcanzada a costa de tantos sacrificios...

El objetivo, alegrar la vida de los reclusos, llevando pan a sus hogares y reduciendo la duración de sus condenas, patente en la génesis de este Semanario y como componente clave en la labor de adoctrinamiento, el trabajo, elemento configurador y central en la vida del recluso. La religión, la escritura y la lectura, materias a evaluar para la revisión de las condenas de medio millon de reclusos. La colaboración en las distintas «actividades intelectuales» o la suscripción al periódico Redención, serán inequívocas señales de que los reclusos se encontraban en la vía de la transformación que les permitiese incorporarse y asimiliar los valores de esa nueva sociedad creada.

Los que nunca quisieron que el pueblo despertara, ahora se ponían a la ingrata tarea de enseñar a aquellas pobres presas hambrientas, y abrieron la escuela para que aprendieran algo, sobre todo Doctrina, enseñando el caramelo que si la aprendían saldrían en libertad. Eso lo aprendían, pero a leer y escribir no aprendían…

Dolores Valdés

Anotación final

Redención, no pretende ser un negocio de Estado, pero la situación resulta ser verdaderamente próspera, pues en los nueve meses de existencia, se han amortizado todos los gastos obteniendo un superávit de 50.000 pesetas…(Memoria del Patronato 1939)

Continuará …

 

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