La propaganda en las cárceles franquistas

Dirigida al rescate moral del preso, la «Propaganda» tenía como objetivo la conversión del delincuente como garantía de inserción en la sociedad, una vez cumplida o redimida su condena con la penitencia o el rescate físico del trabajo. Para el nuevo Régimen, valores como la lealtad, el entendimiento, la verdad o la justicia, forman parte de su idiosincrasia y deben ser transmitidos como parte fundamental de su programa ideológico.

Por el contrario, el culto a la «Propaganda» de tipo mercantil o comunista que emborracha los sentidos y excita la sensibilidad interior, adueñándose irracional y efimeramente de la voluntad, debían de ser erradicadas. Con estas bases, se pone en marcha la ardua tarea de la formación de la conciencia interior, que debía ir dirigida a la población reclusa en las cárceles franquistas. Esta propaganda y de acuerdo a los principios establecidos debería ajustarse a una serie de normas entre las que cabe destacar:

1- Debería aplicarse de forma individual y no colectiva, al entender que de esta forma resultaría más eficaz y donde la caridad cristiana como instrumento será un elemento fundamental para llegar al conocimiento.

2- Esta propaganda deberá ser clara y noble pues un alto porcentaje de los reclusos solicitan con ansiedad conocer los principios fundamentales del Movimiento.

3- Las ideas del Movimiento han de repetirse de forma contínua, como tarea eficaz y fundamental, pues contrarrestar las «ideas rojas» solo generaría reacciones nocivas.

4- La población reclusa arrepentida o desengañada, será el principal instrumento a utilizar, pues conocedores de la psicología de sus compañeros, ejercerán sobre aquellos otros, una influencia positiva. Este sistema buscará romper a manera de cuña la unanimidad entre los reclusos siendo un aliado de la disciplina interior.

5- Selección especial de los conferenciantes, que suelen ser los propios reclusos, debiendo prestarse especial atención a sus reacciones, que bien movidos por la compasión, pueden generar ilusiones y promesas alejadas del cauce juridico establecido, o bien llevados por la ira, pueden atacar de forma irreflexiva a los «rojos».

Los géneros de la «Propaganda» podían quedar resumidos así:

1- «Una Propaganda religiosa». Un 7 de enero de 1939, Pérez del Pulgar, Vocal del Patronato para la Redención de las Penas por Trabajo, elevó al Cardenal Primado, el plan general de la propaganda religiosa que fue íntegramente aprobado y que a su vez recomendó a todos los Prelados de España. Con una labor asistencial espiritual, llevada a cabo por los capellanes y con la colaboración de personas seglares de confianza. Esta labor, así como la instrucción, era llevada por estos que debían permanecer todo el día en prisión y tenían la prohibición de tratar cualquier tema ajeno a sus labores. Designados por los Prelados de las distintas diócesis, elevaban una propuesta de nombramiento, en la que figuraba la gratificación a percibir en función del número de reclusos de su prisión, y que oscilaba entre 100 y 350 pesetas. En las prisiones con un número de reclusos mayor de 3000, estos contarían con el apoyo de un capellán auxiliar. Sus funciones además de las expuestas, consistían en la legitimación de matrimonios e hijos y la asistencia a condenados a pena capital.

Sus obligaciones, además de procurar conocer en persona a todos los reclusos y sus circunstancias familiares, serían las de celebrar misa todos los domingos y fiestas, predicar una vez a la semana, explicar el catecismo a grupos poco numerosos buscando la colaboración de afines, visitar enfermos o asistir a todos aquellos que bajo pena capital han de ser ejecutados. Junto a estas obligaciones, la de organizar, vigilar y fomentar el uso de las bibliotecas de acuerdo con el maestro de la prisión, también formaría parte de su quehacer diario.

Contra la blasfemia, con el ánimo de someter más aún a la población reclusa, la Circular de 19 de enero de 1939, dentro del programa de «Propaganda religiosa», establecía una serie de sanciones contra aquellos reclusos que blasfemaran:

Se impondrá sanciones a los funcionarios que toleren o disimulen dicha falta a los reclusos. A éstos se les sanciona la primera vez con privación de las comunicaciones oral y escrita con el exterior en tanto no se aprecie su arrepentimiento, y en caso de reincidencia, se les aplica otras correcciones reglamentarias más severas y se les llega hasta inhabilitar para obtener el beneficio de libertad condicional y redención de pena por el trabajo.

Foto I. Coro y cuadro artístico Prisión de Mujeres de Durango.

2- » Una Propaganda patriótica», Al final de la Guerra Cruzada, se leía a la población reclusa formada militarmente, el parte oficial y las crónicas El canto de los himnos del Movimiento, formaba parte del servicio diario obligatorio, con la imperativa participación de todos los reclusos. Por otra parte, y con el objetivo de ensalzar las virtudes de esta nueva Patria, se realizaban y premiaban concursos que elogiaran este tipo de virtudes. A este respecto, el de la obligatoriedad de cantar los himnos del Movimiento, la Circular de 10 de octubre de 1939 establecía lo siguiente:

dando normas para el mantenimiento de la disciplina y estableciendo la obligatoriedad del saludo brazo en alto y del canto del Himno Nacional y de los del Movimiento. Dicta instrucciones severas para el mantenimiento más riguroso de la disciplina, recordando que a los funcionarios y a los reclusos les alcanza en los momentos actuales el Código de Justicia Militar, según la terminante declaración del Decreto 281 del 28 de mayo de 1938. Fija las sanciones disciplinarias de que serán objeto los reclusos que fueren remisos en el cumplimiento de estas normas, confirma la obligatoriedad del saludo brazo en alto en el interior de las Prisiones y establece como acto de servicio la entonación de los himnos y cantos nacionales y los vítores reglamentarios de nuestro Glorioso Movimiento. Esta circular deberá ser quincenalmente leída por los Directores a sus funcionarios y cumplida rigurosamente.

Igualmente, se ordena telegráficamente la lectura pública de aquellos textos de leyes y de actos de Gobierno que deben conocer todos los reclusos. Los Directores de las prisiones, solicitan del Patronato, la autorización de todos los actos de propaganda en que han de intervenir, personas de fuera y le someten, según dispone la Ley de 7 de octubre de 1938, los nombres de los conferenciantes y el guion de las ideas que cada uno ha de «explanar».

3- » Una Propaganda cultural y artística», donde las bibliotecas estaban al servicio de los presos, con una colección de libros que habían sido recuperados de la zona roja, eso si, después de realizar una purga de aquellos considerados inmorales y revolucionarios. Las escuelas de analfabetos, clases especiales y lecturas en común, formaban parte de esta propaganda cultural y así la Memoria del Patronato de 1939, establecía como estas escuelas que se habían constituido en todas las prisiones, habían logrado aprender a leer y aprender a todos los analfabetos en tan solo tres meses. Igualmente se refleja cómo se realizan enseñanzas especializadas, a base principalmente de idiomas, enseñanzas profesionales, contabilidad, matemáticas, solfeo, dibujo, historia de España y exposición de F.E.T y de las JONS y del Fuero del Trabajo. Por otro lado, se refleja esa intención de formar artísticamente a los reclusos y para ello se crean orquestas y coros en todas las Prisiones Centrales y Provinciales

4- «Propaganda» mediante el Semanario Redención, El 1 de abril de 1939, III año triunfal, se publica el nº 1 de Redención, único periódico que podían leer los presos, al precio de dos pesetas al trimestre, que sería vendido por suscripción y no por ejemplares sueltos y bajo tutela del Órgano del Patronato Central para la Redención de las Penas del Trabajo, con el título «YO ASPIRO A SER EL CAUDILLO DE TODOS», donde ya se dejaba meridianamente claro en su primera editorial, cuáles eran los objetivos de este nuevo semanario, véase el artículo publicado «Génesis del Semanario Redención», en esta misma web.

Sin duda todo un verdadero acto propagandístico del Régimen, lo contemplado en el Capítulo Primero del primer año de la obra de Rendición de Penas.

Pero el día a día para presas y presos, era muy distinto en aquellas «maravillosas» cárceles que el nuevo Régimen había construido y donde se trataba de hacer ver, el buen y exquisito trato que se profesaba a los vencidos. Una verdadera muestra de la realidad que allí acontecía, fue lo ocurrido en la cárcel de Saturrarán, donde Dolores Valdés sería castigada durante días en una celda inundada, y donde por dejar escrito lo que alli verdaderamente acontecía, le fueron requisadas dos libretas que posteriormente sirvieron para condenarla en un segundo Sumarísimo de Urgencia. Un extracto de su declaración ante el Juez G. Mariano el 29 de octubre de 1938, deja buena evidencia de ello.

Querrá usted saber por qué está castigada, ¿verdad?

Podría ahorrarse ese trabajo porque ya lo sé y he cometido una falta y no de las menos graves, sobre todo en un penal, pero al ingresar en él me olvidé de que dejaba de ser persona para convertirme en una simple cosa. Pero vayamos por partes, cuando ingresé en el penal, no me quedó ni un simple papel, ni pluma, ni lápiz y sí un reglamento que me prohibía escribir en la pared. Yo no escribí en la pared, sino en papel que ustedes me vendieron y si estaba prohibido escribir, a qué me vendieron material escolar, haberme vendido mantecadas, fábulas de Samaniego o hilo y agujas para hacer media….

Dolores Valdés

Mientras tanto, el sufrimiento de Dolores y tantas otras mujeres y hombres, pasaba totalmente desapercibido, a juzgar por lo que las autoridades describían como modernas cárceles habilitadas con «funciones de centros sociales», donde todo estaba al servicio del prisionero, a fin de que este viviese con todo tipo de comodidad. Así quedaba reflejado en un artículo en el número 1 de Redención publicado en abril de 1939.

Actos de fe y de patriotismo en las prisiones de España 

Indultos del Caudillo, Comuniones pascuales y arengas patrióticas. Se organizan coros y equipos deportivos. Labor benemérita de las religiosas y de los capellanes. En los albores de la paz que se dibuja, con el triunfo de las armas nacionales, la magnanimidad del Caudillo ha llegado hasta el lugar donde se hallan reos condenados a la última pena…

Foto II. Periódico Redención abril de 1939.

Foto portada:
lasfuriasmagazine

 

Compartir:

Anterior

Siguiente