Las cartas de Josefa Segret y Dolores Valdés

Josefa Segret, esta maestra gallega figura central en los inicios del trabajo que dio lugar a la publicación de las «Memorias» de Dolores Valdés, despertó en mi un especial interés, desde el primer momento en que pude comprobar como mencionaba en su libro «Abajo las dictaduras», los castigos a los que Dolores fue sometida en el penal de Saturrarán. A partir de ese momento, mi interés por profundizar en la vida de esta íntima amiga de Dolores fue una constante. Y así uno de los primeros artículos de esta web, fue titulado «Fernando Holgado: las cartas de Josefa Segret», publicado en la revista «Memoria antifranquista del baix llobregat» en el año 2007 por Fernando Holgado (Doctor en Historia por la Complutense), donde indica, «espulgará un curioso texto fundamentalmente epistolar de entre la literatura memorialística existente en Abajo las dictaduras, de Josefa García Segret».

Su libro, el de Josefa Segret publicado en 1982, por la editorial Artes gráficas de Galicia, se encontraba totalmente descatalogado y por tanto difícil de conseguir, así que tan solo pude recopilar esta parte de los castigos de Saturrarán, a través del servicio de reproducción que la Biblioteca Nacional de España tiene al servicio de los ciudadanos.

Pero tal era la curiosidad en torno a Josefa, que decidí seguir investigando minuciosamente en la búsqueda de este libro, hasta que por fin la fortuna, quiso hacerme contactar con una vieja librería de Ourense, en la que su propietario dijo tener un ejemplar en algún sitio de su viejo almacén. Días después pude tener por fin en mis manos ese ejemplar y con avidez comencé su lectura. Para mi enorme sorpresa, el libro de Josefa, contenía un gran número de cartas que ambas se intercambiaban una vez lograda su libertad condicional, donde se consolaban por los duros momentos que estaban atravesando, se preocupaban por su salud o la de sus familiares o confesaban sus miedos y preocupaciones por la tan complicada situación política que tanto España como  Europa estaban atravesando a consecuencia de sus respectivas guerras.

En reconocimiento una vez más hacia ellas, al objeto de ensalzar sus valores personales y después de que el pasado abril de 2023 en Tomiño (Pontevedra) pude asistir al emotivo acto donde rindieron homenaje a ambas, así como conocer y charlar con  las últimas personas que cuidaron de Josefa Segret, a lo largo de varios artículos expondré algunas de las cartas más significativas que contiene el libro «Abajo las dictaduras».

Sirva el apartado Acción de Gracias al comienzo del libro para valorar a estas y otras mujeres que compartieron con Josefa, el dolor y sufrimiento en aquellos momentos tan duros:

 

En el aleteo de mi recuerdo VIVEN TODOS AQUELLOS, que nos dieron aliento a mi esposo y a mí (éste destrozado en la carretera de Mondariz el 4 de octubre del 36), para caminar por la senda del dolor y que nos tendieron la mano para hacer más fácil el camino del sufrir…

A Dolores Valdés, grande de sentimientos

 

13 de marzo de 1946

Mi querida Dolores: Recibí sus dos cartas, causándome gran alegría. Sí tiene razón que siempre hay que andar al salto con las direcciones. Parece que me dice que estuvo enferma, pues cuídese, que la salud, una vez perdida, es mala de recuperar, y no es bueno esconder la vida cuando es menester darla, pero es peor despreocuparse de ella cuando tanto se necesita.

Para mí querida amiga, no puede ser más desolador el panorama mundial, ahora que también le digo que no me coge nada de sorpresa, por experiencia demasiado sé que mientras a unos les toca sacrificarse, a otros les va muy bien aprovechándose. En fin, este mundo es verdaderamente malo de arreglar, cuando creemos a unos derrotados, salen picas y palos por todos lados. ¿Es posible que podamos verle balancearse tranquilo, sumergiendo las pasiones humanas en las profundidades de la nada? ¡Ay! cuanto ansío que se esfumen los odios y se rompan la lanzas, reinando la armonía como jerarquía más alta.

Pachu (1) y sus secuaces están que arden, los tarabicas (2) también están incesantes. Desde luego hablan así aprovechándose de las circunstancias, porque ven que a los otros les falta poco para enfrentarse. Sí, es verdad que nuestras vidas van paralelas, no se me olvida la cara que pondría el gerifalte de Saturrarán y la Mariscala orgullosa de manipular tantas vidas, sí, sí, varias veces nos dijo que la suya estaba perdida, pero afortunadamente pudieron vencerse aquellas dificultades y….las que para mí surgieron más tarde.

Yo sí, amiga mía, ya me canso de tanto aguantar. Conoce mi carácter y sabe cómo soy yo.

Me ha gustado siempre vivir de lo mío y no tener que depender de nadie, para eso me sacrifiqué, para que nadie me tuviera que humillar, por eso, conociéndome a mí misma, he echado en mi juventud contra todos los obstáculos e inconvenientes, conquistando un porvenir libre para mi manera de pensar e independiente para mi manera de obrar. Y, amiga mía, van a cumplirse diez años sufriendo no sólo calamidades sino que, además de todo lo que he tenido que pasar y teniendo la desgracia de no poderlo ganar, soy una pesada carga para aquellos (3) que me quieren ayudar. Y usted ya sabe que hay quien (4) no teniéndolo por un deber moral lo hace como limosna, que por lástima se desprende o aporta lo que da.

¿Comprende usted amiga mía, mi cansancio, mi pena y mi dolor?

Yo cuando en tiempos pasados presté mi ayuda material y moral, lo hice por un deber, por una obligación y hoy ya sabe usted que hay muchos que sacuden ese deber, esa obligación y viven de la mejor forma posible, mientras los demás que hemos tenido la desgracia de perderlo todo, todo menos el sentido del deber y el honor, tenemos que soportar todavía a esos seres la desconsideración de que nos traten con desdén, unos porque seguramente les estorbamos, otros porque sencillamente no les interesa más que vivir la vida tal como se les presenta, sin estorbos de ninguna clase.

¿Dígame, no se cansaría usted amiga mía, si tuviera la desgracia de encontrarse en estas circunstancias mías? Bien creo que sí.

Pues tenga en cuenta que yo la mayor parte del tiempo sonrío, aunque mi alma se rasgue de pena. Ocultamente y en silencio nadie sabe lo que sufro, porque procuro que los que me rodean no se den cuenta… Terminaré pidiéndole me perdone por entristecerla hoy con estas mis penas.

Reciba un abrazo grande que con todo el cariño le envía su amiga.

Josefa

1- Franco
2- Falangistas
3- Siempre tuve abierta la casa de María, corazón noble, leal, inundado de un gran ideal, fue la que llevó el peso de la correspondencia, envío de paquetes, dinero y demás, cuando me hallaba en la prisión. A ella me dirigí cuando el hambre me agotaba y no podía resistir más, año cuarenta, pero ella también estaba perseguida y no podía a veces, porque si se enteraban que me ayudaba la encarcelaban.
4- Hubo quien dijo que enferma como me hallaba, no valía la pena que viviera, porque de esa forma no valía para nada.

Imagen de Portada:
Clubdeescritura.com

 

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