El asalto al Bierzo en 1936

El 17 de julio de 1936 la alerta de un pronunciamiento militar, puso en pie a los mineros del Bierzo y así cenetistas, ugetistas, se reúnen con los alcaldes republicanos para que inmediatamente les sean entregadas armas a todos sus militantes a los efectos de desarmar a la Guardia Civil y detener a todos aquellos considerados derechistas. Este movimiento apresurado y descoordinado produjo de inmediato un fuerte enfrentamiento con las autoridades gubernamentales que se negaron en muchos casos a la exigencia de entregar armas, pero que si dio lugar a las primeras detenciones.

Jose Cabañas resume parte de la investigación que ha dado fruto a la publicación del libro » Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León» y así expone:

«…dos columnas de varios miles de mineros, una motorizada y otra ferroviaria, partidas de Asturias en la tarde-noche del 18 de julio de 1936, con muy poco armamento y con la promesa del coronel Antonio Aranda de que allí terminarán de ser armadas, arriban a León a las diez de la mañana del domingo 19…»

 

 

Foto I. Asturianos que de regreso a su tierra pasaba el 20 de julio de 1936 por Ponferrada.

 

Y así en la mañana del día 19 de julio, tal y como indica Jose Cabañas, dos grandes columnas de mineros provenientes de Asturias que habían partido hacia Madrid creyendo dejar asegurada Asturias llegan al León. Pero el día 20, al enterarse de que Aranda ha traicionado Oviedo y de que Valladolid impide el paso hacia Madrid al haber triunfado el Alzamiento, deciden ir a Ponferrada con la intención de coger el tren Ponferrada-Villablino y así regresar rápidamente a Asturias. En el transcurso de su paso por Astorga, son tiroteados por los vecinos de la ciudad desde las ventanas lo que dará comienzo a una dura y cruenta lucha. En Ponferrada el recién nombrado alcalde socialista Juan García Arias,  a la postre fusilado, se niega a la entrega de armas confiando en la lealtad de las fuerzas del orden, si bien comienza las detenciones.

No cabe duda de que el enfrentamiento de los mineros con la Guardia Civil fue sangriento tal y como recogen las crónicas. Uno de aquellos mineros que vivió en primera persona fue Ángel Vázquez Morán, hermano de Amador Vázquez Morán (yerno de Dolores Valdés). Nacido en 1907, soltero, de profesión ebanista, 1,60 m. de altura, ojos castaños, cejas regulares, boca y nariz regular, tal y como consta en la ficha indagatoria de su expediente procesal, sería detenido, encausado en un Sumarisimo de Urgencia y posteriormente fusilado. A continuación se expone a través de su declaración y del expediente recuperado, lo que allí ocurrió, desde la óptica de quien padeció los sucesos acaecidos en tierra bercianas.

La causa 168/37 de la Comandancia Militar de Ponferrada, acusa de un delito de rebelión a Ángel Vázquez Morán  y otras dos personas, por los sucesos acaecidos en Ponferrada el 20 de julio de 1936. En fecha 13 de noviembre de 1936, el Juez Instructor de Primera Instancia de Ponferrada, eleva trámites para que un Juicio Sumarísimo tenga lugar contra Ángel Vázquez por los graves sucesos acaecidos y por los que había sido detenido en Lugo.

El 28 de julio de 1936, en Lugo, Ángel Vázquez, soltero de 29 años, prestará declaración ante el Juez, «reconociendo como había partido hacia Madrid junto a otros cuatro mil y pico obreros asturianos, convocados por el Gobierno con el objeto de reforzar Madrid, encontrándose al frente de ellos un teniente de la Guardia de Asalto. Que, a su llegada a Ponferrada, fue herido en una pierna a consecuencia de unos disparos que salian desde las ventanas de unas casas, si bien reconoce que él no iba armado y que nunca luchó contra la Guardia Civil. Posteriormente fue recogido por unos compañeros, quienes lo trasladaron a un tren con destino a Monforte, ciudad a la que no pudo llegar por encontrarse en huelga general. En un primer momento fue atendido en Toral de los Vados, donde subió un médico que le hizo la primera cura en el tren, apeándose dos o tres estaciones más adelante y siendo en San Clodio, donde fue atendido de sus heridas, en una casa de unos vecinos, permaneciendo allí durante dos días para posteriormente ser trasladado a Lugo, donde ingresaría como detenido en el Hospital de Santa María«.

Posteriormente el Juez eventual para la tramitación de la causa, eleva informe, desprendiéndose de lo actuado como «Ángel Vázquez, a consecuencia de las llamadas que por radio hacía el Gobierno, el encartado salió en un tren especial que allí se formó en unión de otros cuatro mil y pico obreros y que si bien reconoce que en el momento no llevaba armas, si suponía que les serían entregadas a su llegada a Madrid, desconociendo de igual manera que existía una declaración de estado de guerra. Se adjunta a estas diligencias, un informe médico fechado el 29 de julio de 1936 donde se indica que la herida causada en la pierna por un proyectil  no ofrecen gravedad».

Igualmente, un oficio de la Guardia Civil de Ponferrada, informa como el herido al que se hace referencia, lo fue en el asedio a la casa-cuartel del puesto de esa ciudad el pasado 20 de julio, habiendo sido atacada por una columna de mineros armados al mando de un teniente previamente condenado. Finalmente el auditor de Guerra, en el folio 15, establece como Ángel Vázquez, en unión de otros rebeldes asturianos, fue herido en el asalto de la Casa Cuartel de la Guardia Civil, donde resultaron heridas otras14 personas, causando desperfectos en un puente y en una casa bancaria de esa localidad.

El Fiscal en su informe de acuerdo al artículo 238  del Código de Justicia Militar  impone al procesado una pena de reclusión perpetua a muerte, renunciando por su parte  a la práctica de la prueba en el Plenario al dar por cierto los hechos probados y así en auto de fecha 28 de diciembre de 1936, fecha de los Santos Inocentes, se eleva a procedimiento Sumarísimo de acuerdo al artículo 653, número primero del mismo Código. El 21 de enero de 1937 en la cárcel de Ponferrada, se nombra defensor a un teniente de Infantería, como solía ser habitual estos casos, donde todas las garantías procesales quedaban siempre en entredicho.

Finalmente, el 25 de enero de 1937, con toda premura se reúne esa plaza Consejo de Guerra para ver y fallar la causa 168/1936 contra Ángel Vázquez Morán y dos personas más. Por su parte su defensor, con unos alegatos cargados de una retórica un tanto poética y «pleno de garantías»,  procede a su defensa, siendo interesante resaltar lo que a continuación se expone:

«…espera que la rectitud acrisolada del Consejo, sepa interpretar los hechos con el verdadero espíritu de justicia que le caracteriza, teniendo en cuenta el fin que perseguimos en esta Santa Cruzada… continuando con un examen a grandes rasgos de nuestra Santa Revolución que ha de salvar España» (sic),

«… sus patrocinados, marcharon hacia Madrid en plan de romería a ponerse a las órdenes del nefasto gobierno marxista que les prometió el oro y el moro (reivindicaciones económicas, promesas alaguelas), que satisfacen los deseos de cualquier mortal, máxime de estos que se les borró por completo todo ideario sentimentalista, atacándoles sus dirigentes sus íntimos sentimientos, destrucción de la familia, amor libre y aquellos sentimientos de religión y patria, les habían enseñado a gritar «Viva Rusia» y como muchos contra su voluntad se había visto forzados a seguir esa corriente marxista, para conseguir lo más importante en su vida, el pan nuestro de cada día…»

«… y así  con la idea de salvar a España de la tiranía roja y de la influencia judeo-masónica y convertidos estos a quienes defendía en una especie de bestias alejados del lema «amaos unos a los otros», ahora es cuando con el resurgimiento de una nueva España y con la intención de sacarlos del cenagal donde se encontraban y poder regenerarlos, pedirá la absolución de sus defendidos, esperando el espíritu de justicia de los Señores del Consejo, sabedor de que la justicia no sabe de colores ni tiene temperaturas, puedan rehabilitar a estos pobres seres engañados, atrayéndoles hacia nuestro lado con el antídoto  que les infiltraron su dirigentes «el amor» para así enseñarles el camino del deber y de la justicia…»

 

Foto II. Fuerzas del Regimiento de Infantería 36 (del Cuartel del Cid) en la carretera de Asturias. 

 

Posteriormente el Presidente, dará por terminada la vista, reuniéndose el Consejo en secreto a deliberar en un local distinto a donde se celebraba el juicio, para redactar el acta que posteriormente fue leída y así dictar Sentencia ese mismo día, dando por cierto todos los hechos probados que son legalmente constitutivos de un delito de rebelión y dada la circunstancia agravante de su peligrosidad social, la trascendencia de los hechos y el daño ocasionado a la causa nacional, Ángel Vázquez Morán y otras dos personas serán condenados a la pena de muerte.

El 4 de febrero a las 4.30 horas, los reos entraran en capilla previa notificación de la Sentencia, facilitándoles los auxilios religiosos y los que necesitaran para ejercer testamento y las 7.30 horas de la mañana, en un lugar proximo al cementerio de Ponferrada, donde tuvieron lugar más ejecuciones, Ángel Vázquez será fusilado o como indica su certificado de defunción «pasado por las armas», quedando muerto en una primera descarga a consecuencia de las heridas producidas y siendo su cadáver depositado en el cementerio de este municipio.

Fuentes documentales:
Foto portada:
infobierzo.com
Foto I:
bierzodiario.es
Fotos II:
ileon.eldiario.es
Artículo I:
ileon.es
Artículo II:
infobierzo.es
Artículo III:
diariodeleon.es
Artículo IV:
ieb.org.es
Artículo V:
conversacionesdelahistoria.info
Artículo VI:
uniroja.es
Artículo VII:
academia.edu
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