Todo comenzó un 26 de diciembre del 2017, tras muchos meses de estar sobre mi mesa de estudio, cuatro cuadernos que nunca habían centrado mi atención. Un email enviado al Archivo Histórico de Asturias, como simple curiosidad para saber algo más de una bisabuela, que había dejado escritas unas memorias en cuatro libretas, olvidadas en un oscuro cajón durante casi ochenta años, me puso sobre la pista de una mujer, cuya vida por desgracia oscura al igual que ese cajón, tuvo la valentía de plasmar con una memoria prodigiosa, unas vivencias duras, amargas y que a buen seguro no dejan indiferente a nadie.
Ese fue el comienzo de una bonita historia, la de dar luz a estas memorias, plagada de casualidades y anécdotas que han llevado a Dolores desde el mayor de los anonimatos, hasta incluir su referencia en tesis doctorales, homenajes en libros como el escrito por Mónica García Fernández “Silenciadas pero no olvidadas, mujeres y represión franquista en Asturias”, el de María Antonia Mateos «Mujeres socialistas en Asturias (1900-1937)» , o el próximo en el que se encuentran trabajando investigadoras de la Universidad de Santiago, una nueva reedicion en gallego para homenajear a su íntima amiga Josefa Segret tal y como queda reflejado en su libro “Abajo las dictaduras”.
Hoy cinco años más tarde y en la intención de poder cumplir sus deseos que a modo de presentimiento, Dolores dejó reflejado en su prefacio:
“… esta pequeña obra nace, fiel a su cometido que ha de ser, el de servir de enseñanza en un día muy cercano y se sepa como se ha vivido dentro de esos recintos…”
Reitero una vez más, mis agradecimientos a todas aquellas personas que han colaborado desinteresadamente desde el inicio y que sin su ayuda nunca hubiera podido culminar este trabajo. Y para que nunca más su obra original pueda quedar olvidada, esta vez no en un oscuro cajón, pero a los mismos efectos si en una bonita estantería, sus memorias originales han sido donadas al Archivo Histórico de Asturias, cuyos antiguos muros como cárcel modelo de Oviedo, fueron testigos de sus sufrimientos, sabedor de que serán los mejores guardianes para salvaguardar sus pensamientos en el devenir de la historia.
Foto:
Maria Concepción Paredes (Directora del Archivo Histórico de Asturias)